Las croquetas son una auténtica maravilla de la gastronomía española. Y aunque las hay de infinitos tipos en función del ingrediente que añadamos a la masa de su relleno, sin duda alguna, las de jamón son las más aclamadas en cualquier casa, bar o restaurante. ¿Alguna vez has cocinado tus propias croquetas de jamón caseras? Te damos algunos trucos para cocinarlas y que adquieran esa textura perfecta que tanto te gusta.
La masa perfecta
El secreto de unas buenas croquetas de jamón caseras es hacer una buena masa. Como sabrás, la masa de las croquetas no es más que una bechamel algo más espesa y, en este caso, añadiremos trocitos de jamón. La cantidad va al gusto de cada uno, aunque, por supuesto se debe buscar un equilibrio.
Para hacer la bechamel, necesitaremos la misma cantidad de harina que de mantequilla o aceite, y serán entre 120 y 160 gramos de cada, por cada litro de leche. Si las queremos muy cremosas, usaremos 120 – 130 gramos, y si las preferimos algo más compactas y para que resulte más fácil darles forma, usaremos 150-160 gramos.
La forma
Para dar forma a las croquetas de jamón caseras, podemos emplear un par de cucharas, si no queremos mancharnos las manos. También podemos usar una manga pastelera. Sea cual sea el método que escojas, procura que todas las croquetas tengan un tamaño similar, para que, a la hora de freírlas, podamos darles a todas el mismo punto de cocción.
El rebozado
El rebozado es uno de los pasos más importantes para hacer las croquetas de jamón perfectas. Es importante que este sea uniforme y que conste de tres capas: pan rallado fino (o harina), huevo (bien batido, para evitar que queden grumos) y otra capa de pan rallado crujiente con el rebozado Gallo, que será el truco definitivo para dar esa consistencia por fuera que tanto te gusta.
El tamaño
Lo ideal es que el diámetro de las croquetas no sea superior a los dos centímetros. Esto hará que, en caso de que las queramos congelar, cuando vayamos a freírlas, no queden frías por dentro. Además, este tamaño es también perfecto para evitar que las croquetas se rompan al freírlas.
Freír las croquetas
Este paso es uno de los más importantes. En este caso, deberemos diferenciar entre si vamos a freír las croquetas directamente después de hacerlas, o si, por el contrario, las freiremos ya congeladas.
Una vez rebozadas, lo ideal es dejar las croquetas reposar en la nevera entre 10 y 15 minutos. No restes importancia al aceite con el que frías las croquetas de jamón caseras. A poder ser, elige un buen aceite de oliva virgen extra, ya que resistirá mejor la alta temperatura. La temperatura perfecta del aceite, en el caso de freír croquetas recién hechas, es de entre 175 y 180 grados. En el caso de freír las croquetas congeladas, lo ideal es bajar la temperatura del aceite a unos 150 grados. Es importante mantener constante la temperatura. Para ello, no eches demasiadas croquetas en la sartén o freidora, ya que esto hará que baje la temperatura del aceite. Cuando estén doradas por fuera, puedes sacarlas y escurrirlas sobre un trozo de papel de cocina.