Hablar de caldo casero de pollo es evocar el cariño y la dedicación que nos transportan directamente a los momentos más entrañables de nuestra infancia: cocinas donde se mezclaban el calor del hogar y el aroma inconfundible de los sabores de siempre. El caldo era más que un plato; era el símbolo de cuidado y tradición familiar, con ingredientes frescos y técnicas simples pero cuidadosas. En Gallo, hemos tomado esta herencia culinaria como inspiración y la hemos transformado en un caldo de pollo que mantiene intacta la esencia hogareña, elaborado con ingredientes seleccionados y siguiendo un proceso que refleja la tradición casera, resultando en un caldo lleno de sabor, perfecto para llevar tus mejores recetas al siguiente nivel.
Cocinar como en casa, pero en una olla industrial
El secreto de un buen caldo de pollo, de esos que evocan la cocina de toda la vida, reside en los ingredientes frescos y seleccionados, la atención al detalle durante la cocción y un cuidado especial en cada paso, como el que ponemos cuando cocinamos en casa. En Gallo, replicamos este cuidado con un enfoque innovador: cocinar como en casa, pero en una olla industrial.
Gracias a nuestra innovadora «olla Gallo», hemos conseguido llevar a gran escala el proceso tradicional, optimizando cada paso para preservar los nutrientes y sabores auténticos de los ingredientes frescos. ¿El resultado? Un caldo con un sabor profundo y natural, idéntico al que prepararías en tu cocina. Elegimos cuidadosamente el pollo, asándolo parcialmente para intensificar su sabor sin necesidad de añadir aromas artificiales, y lavamos y cortamos las verduras en nuestra fábrica, asegurándonos de que cada ingrediente conserve su frescura y calidad. Así, logramos un caldo que respeta los valores de la cocina tradicional, pero con los beneficios añadidos de un enfoque sostenible y moderno.
Un 33% de pollo: el estándar de calidad
Un buen caldo de pollo necesita un alto porcentaje de este ingrediente esencial. Las recetas tradicionales más apreciadas suelen utilizar entre un 30% y un 40% de pollo para conseguir ese sabor auténtico y nutritivo que tanto valoramos. En Gallo, tomamos este estándar como referencia y lo aplicamos a nuestros caldos, asegurándonos de que contengan un 33% de pollo, un nivel que eleva la calidad del producto y lo posiciona como un referente en su categoría.
Este alto contenido de pollo no solo aporta un sabor profundo e inconfundible, sino también un valor nutricional superior. Más pollo significa más proteínas y más colágeno, elementos fundamentales para una dieta equilibrada.
Natural, saludable y sostenible
Un caldo de calidad debe estar elaborado únicamente con ingredientes frescos, prescindiendo completamente de conservantes, colorantes y aromas artificiales. Esto garantiza su autenticidad, cualidad que forma la base de nuestra propuesta en Gallo. Apostamos por caldos 100% naturales que respetan tanto el bienestar del consumidor como el de nuestro entorno.
Nuestro compromiso va más allá del sabor. Hemos desarrollado procesos productivos responsables, que no solo buscan la eficiencia, sino también minimizar el impacto ambiental. Trabajamos para reducir el desperdicio de materias primas y diseñamos envases reciclables fabricados con un 87% de materiales de origen vegetal. De esta manera, combinamos tradición y sostenibilidad, llevando a tu mesa un caldo que cuida de ti y del planeta.
Más que un caldo, una experiencia hogareña
Con su autenticidad en sabor, sus valores nutricionales y su compromiso con la sostenibilidad, el caldo de pollo Gallo se convierte en el aliado indispensable para quienes buscan calidad y practicidad en un solo producto. Ideal para realzar el sabor de tus guisos, como base de tu sopa de siempre o como un ingrediente estrella capaz de enriquecer cualquier plato, este caldo conserva toda la esencia de una receta casera. Así que la próxima vez que busques un caldo que combine los sabores de toda la vida con la comodidad de la modernidad, recuerda que el secreto está en Gallo: tradición, calidad e innovación en cada gota.